Los acompañantes

Rol del Acompañante

Se conoce como acompañante las maestras/os, pedagogas/os, psicopedagogas/os y profesionales de la educación que están presentes en los espacios y momentos en los que los niños y niñas experimentan y vivencian en su proceso de aprendizaje, respetando sus ritmos e intereses.

Funciones / Rol del Acompañante

Como adultos responsables, que acompañamos procesos de vida, nuestro planteamiento se basa en el respeto de los momentos madurativos y la confianza plena en las capacidades de cada niño y niña, como parte activa y protagonista de su propio aprendizaje. Entendiendo que éste es un proceso natural, que fluye desde adentro hacia afuera y que se manifiesta con unas necesidades, intereses y ritmos diferentes en cada persona. Confiamos plenamente en el proceso de educación y en el crecimiento innato del ser humano.

Es nuestra labor, garantizar un ambiente preparado, relajado y seguro, con una oferta de materiales adecuados, diversos, y a su disposición, ambientes que se irán enriqueciendo y adaptando en base a las necesidades que vayan surgiendo.

Los acompañantes creamos un clima de protección y confianza, proporcionando herramientas para que puedan aprender de forma autónoma, a la vez que proponemos talleres, juegos y actividades, siempre de carácter voluntario.

Velaremos por el cumplimiento de las normas generales del colegio y la de cada espacio en particular. Como ya hemos señalado, no hay ambiente seguro y relajado sin límites. En el caso de no ser respetados, es nuestra labor recordarlos en un primer momento, y si continúan, se para la actividad.

Los acompañantes somos un referente importante y un modelo de seguridad. Participamos en el día a día…

» sin dirigir, interferir o anticiparse a sus acciones. No corregimos ni aclaramos aquello que no nos piden.

» sin crearles la necesidad de tener que responder a nuestras expectativas (ni castigos ni premios).

» no emitiendo juicios ni interpretaciones, con el fin de que puedan guiarse por su plan interno, desarrollando actividades de forma autónoma y espontánea.

Nuestra participación es esencialmente por medio de la observación. La intervención varía según las circunstancias de forma directa en un conflicto, es importante la manera en que el acompañante se hace presente. La actitud o energía que tengamos afectará a los propios niños y niñas, por ello lo hacemos de manera tranquila, siguiendo unos pasos, pasando de un tercer plano (observador), a un segundo plano (de atención dividida) o a un primer plano (atención plena), según la situación lo requiera en cada momento. Nuestra salida del primer plano también será pausada y gradual, pasando de nuevo por el segundo plano para poder regresar al rol de observador.

Estas intervenciones se llevan a cabo siempre de forma respetuosa pero firme, dando seguridad emocional, describiendo la situación, validando las emociones para acompañar sin quitar importancia, sin  distracciones, juicios de valor, alabanzas ni castigos.

“Poner límites de forma respetuosa significa detener lo que estamos haciendo, acercarnos al niño, hacernos pequeños, como para establecer contacto visual o corporal y pronunciar el límite.” Rebeca Wild

Practicamos una observación activa, llevando un registro diario de cada niño y niña y tomando notas de datos relevantes (actividades que desarrolla, cómo se muestra, relación con los compañeros, necesidades que van surgiendo en el espacio, autonomía, conflictos, respeto hacia los límites, aspectos positivos que destacamos en la persona y datos de interés) Información que compartimos entre el equipo pedagógico para un mejor acompañamiento en el día a día, a partir de la cual, elaboramos los informes que compartimos con las familias trimestralmente.

Los acompañantes, nos comprometemos a sostener una visión amplia y a mantener nuestra energía alta. Es importante lo que hacemos, pero es más importante cómo lo hacemos. Eso es con alegría, maravillándonos como niños, con poder de asombro, con pureza de corazón, autenticidad y simpleza.

Los acompañantes haremos una valoración del trabajo que realizamos, tanto de forma individual como grupal generando y participando de espacios de encuentro y reflexión e intercambio con el fin de mejorar nuestra práctica y de enriquecerla.

Esta actitud de reflexión y mejora nos lleva a participar en actividades de formación que nos permiten conocer otras formas de hacer, ampliar nuestra mirada y conocimientos para poder llevarlo a nuestra práctica.